miércoles, 18 de enero de 2012

Arrancando...

Creo que fue en Julio cuando me junté con mis amigos, esos aficionados a las hostilidades subacuáticas del club Osos de Madrid, por primera vez para meterme en una piscina. No tenía aletas calzantes, ni gorro, pero ahí fui, con mis ganas por delante.
Fue en el Club Las Encinas, en una bonita y fría piscina al aire libre, que, por supuesto, estaba vacía, ya que eran las 9 de la mañana (o antes incluso, pero era muy pronto para ser verano) de un sábado, donde arranqué en esto del Rugby-Sub. Ése día apareció un grupo de invitados de Valladolid, a algunos les había conocido ya en Barcelona y en la piscina de Mundial 86, gente muy agradable, todo sea dicho.
Nada más meternos en el agua, un tal Ricardo (a éste no le conocía) tomó las riendas del calentamiento, y del entrenamiento, que básicamente consistió en jugar. Como estaba muy perdido, me pusieron de medio (delantero), y me dediqué todo el tiempo a molestar lo más posible, ya que poco más podía hacer. Después de estar una hora larga jugando, acabé agotado y encantado, todo en uno.
Estos entrenamientos, por lo visto, comenzaron a hacerse porque había un mundial en Berlín, y quienes iban a participar formando parte de la Selección Española, necesitaban dar un último apretón antes de esa fecha. La piscina estaba muy bien, profunda, limpia y luminosa, pero por un problema entre la proporción de asistentes Vs costes, tuvieron que cancelarse los entrenamientos allí. Aunque la dirección del club, buscó rápidamente otra piscina en la que continuar con los mismos. Era la piscina del club Puerta de Hierro, que sin llegar a tener la profundidad de la de Las Encinas, servía para entrenar físico a base de bien. Poco a poco le fui pillando el rollo a esto, aunque el tema de las apneas lo llevaba fatal, y el ir conociendo más cositas del deporte lo hacía (y continúa haciéndolo) más interesante.Después, un agradable y reponedor desayuno al Sol mañanero, ponía el broche de oro a mi primer contacto con el Rugby-Sub.
Debo decir que es un deporte muy, pero que muy interesante; en el que dependes muchísimo de tus aptitudes y de tu compañero, ya que es con él, con quien haces los cambios (pistón; cuando uno está abajo, el otro está arriba respirando para bajar a dar el relevo), y si fallas, lo más probable es que des al traste con alguna jugada ofensiva o defensiva de todo el equipo.
Algo que puede parecer una pega enorme, es la falta de aire, pero es justo éso lo que hace de éste un deporte tan especial. Puede que la sensación estando abajo llegue a ser angustiosa, porque el relevo se hace eterno, y la cabeza siempre está mandándote mensajes para que subas a respirar, pero lo sorprendente es que cuando menos lo piensas, más a gusto estás.
Esto, por lo que me han contado, mejora con la experiencia, y mejora aún más, si eres capaz de bajar llenando menos de aire los pulmones, para que tener que luchar menos por bajar y por mantenerte abajo, pero claro, esto ya es un tema de cabeza y se adquiere con la experiencia.
Ese verano, también pude disfrutar de una concentración de la Selección en Valladolid, en la que hicimos un entrenamiento intensivo de fin de semana, y donde poco a poco seguí cogiéndole el tranquillo al tema.
Y justo cuando estaba emocionado con el Rugby-Sub... Llega Agosto... Con el consiguiente parón vacacional...

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